Esta colección no es ni debe leerse como la recuperación de un patrimonio histórico inalienable y definitorio de la esencia irrepetible de un barrio, sino la necesaria recuperación de una memoria colectiva de clase y feminista en constante construcción y revisión, extrapolable a todas y todos quienes se sientan identificados en ella. Memoria basada en una multiplicidad de memorias de hechos cotidianos, algunos de los cuales se han intentado borrar. Recolección también de migajas de tiempos vividos, única garantía de que la memoria colectiva y sus hitos no devengan retórica del poder de turno; o bien, instrumento de marginación de otros grupos venidos de tierras lejanas.

La memoria histórica, la que nosotros pretendemos recuperar, está basada en la de aquellos acontecimientos o la de aquellas personas que se enfrentaron con el poder de turno exigiendo solidaridad y justicia social para todas y todos. Una memoria histórica de los y las olvidadas del mundo entero. Ya que somos conscientes de que la historia de nuestra ciudad, de nuestro barrio así contada es como ese Aleph del cuento de Borges que encuentra en el sótano de una casa, en un barrio de Buenos Aires: Un caleidoscopio que contiene las vivencias de quienes fueron marginadas y olvidadas y todas sus luchas solidarias, como herencia humana. Sólo así, exenta de toda tentación esencialista cobra sentido esta pretendida manera de hacer historia.

No sé si lo logramos, al menos es un intento.