La finalidad, caminar hacia una sociedad libre y justa desde la contracultura, la autogestión y la rebeldía. EL LOKAL, dentro de nuestras posibilidades y deseos, entendemos que debe ponerse al servicio de las luchas que se originan tanto en el barrio, como en el resto de la ciudad, y el mundo.
03 La calle olvidada. Sant Antoni de Pàdua, en el distrito V has been added to your wishlist
Desde el sentimiento de la memoria has been added to your wishlist
LP Pare nostre que esteu a l'infern. CRIM has been added to your wishlist
La cocinera de Buenaventura Durruti. La cocina española en tiempos de la Guerra Civil. Recetas y recuerdos has been added to your wishlist
LP Tormenta. AUXILIO has been added to your wishlist
PARCHE BORDADO - ACCIÓ FEMINISTA has been added to your wishlist
La huelga de alquileres y el comité de defensa económica. 2a Edició has been added to your wishlist
1968 cuando se marchitó el rojo de las banderas has been added to your wishlist
K7 Discografía. MÁRMOL has been added to your wishlist
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Queremos disturbios no trabajo has been added to your wishlist
06 La revuelta de las mujeres. Barcelona 1918 has been added to your wishlist
Grups Autònoms. Una crònica armada de la transacció democràtica has been added to your wishlist
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K7 Demo 2018. BUSHWHACK has been added to your wishlist
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Yo le pinté el bigote a Stalin
Yo le pinté el bigote a Stalin es la primera publicación de la alemana Erika Riemann (1930-2021) y esta es la primera vez que se traduce al castellano. Sus reediciones han sido constantes en Alemania al tratarse de uno de los pocos testimonios de la temprana opresión soviética en el país.
En este libro Riemann narra cómo a partir de usar un pintalabios para que un retrato de Stalin no parezca tan serio acaba con sus huesos en prisión. Ella tenía catorce años en su primer interrogatorio y aún no había finalizado el año 1945. La broma le costó ocho años en diversos presidios y campos de concentración.
Pero este relato es también la testarudez de una jovencísima Erika que no se deja amilanar ante la injusticia, que contribuye a los movimientos grupales femeninos en prisión para poner fin al maltrato,…
Este relato también es el tiempo de después, el de una vida marcada por la falta de libertad, por la inexperiencia de una mujer que no tuvo una juventud normal para cometer errores y aprender a enmendarlos.
Yo le pinté el bigote a Stalin es una de las escasísimas voces en primera persona de aquellos años oscuros de la Historia.
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